Urlar

"Urlar", o "La Tierra".
Desde las tierras altas de Escocia hasta el terreno pedregoso y el clima frío de Gladstone.
Este fue el principio de todo, el que dio origen a la bodega Urlar, una hermosa bodega orgánica y biodinámica en el extremo sur de la Isla Norte de Nueva Zelanda.

La sostenibilidad total aquí no es una utopía, sino un resultado que se ha conseguido a lo largo de los años, de manera que todo se orienta hacia el máximo respeto del medio ambiente, la naturaleza, el ecosistema y la biodiversidad.
El punto de partida es un viñedo de 31 hectáreas con algo menos de 100.000 cepas, que en plena producción rinde una media de 90.000 botellas al año.
El calendario de las estaciones, "escuchado" en todos los sentidos, prevé la fertilización en primavera con estiércol de cuerno de vaca, que ayuda a desarrollar una buena estructura del suelo, mientras que otros preparados biodinámicos, rociados directamente sobre las plantas, maximizan la energía solar y protegen las vides contra hongos, parásitos e insectos. Tras la vinificación, todos los residuos de la transformación de la uva, mezclados con paja y estiércol de vaca, se devuelven a las hileras, donde se siembran en paralelo milenrama, manzanilla, diente de león, valeriana y ortiga.
En la bodega, la filosofía es la misma que la adoptada en el viñedo, y cada operación se realiza siempre con los más altos estándares de calidad, buscando potenciar y exaltar todo lo que la estación y la tierra han podido expresar en las uvas.
El resultado de todo ello es una gama de vinos sencillamente excelente, desde el Sauvignon Blanc al Pinot Gris, desde el Riesling al Pinot Noir, pasando por los distintos crus y terminando con el Pinot Noir "El Meditador".
Vinos extraordinariamente expresivos, elegantes y con gran limpieza. Vinos realmente buenos: todo un descubrimiento.