Ruffino

La bodega Ruffino, una de las más importantes de la Toscana, se fundó en la segunda mitad del siglo XIX, concretamente en 1877, cuando los primos Ilario y Leopoldo Ruffino decidieron unir sus fuerzas para empezar a producir vinos típicos de las colinas florentinas. De hecho, la histórica bodega se estableció en Pontassieve, a pocos kilómetros de Florencia. Con su creciente fama y éxito, con el tiempo Ruffino se ha expandido, adquiriendo una serie de fincas en las zonas más importantes y representativas del vino toscano, desde los Colli Senesi hasta el Chianti Classico y Montalcino. Sinónimo del propio Chianti, Ruffino se ha distinguido durante décadas por la comercialización, en todo el mundo, de la característica petaca, un recipiente que durante mucho tiempo se identificó con toda la región y que hoy la empresa ha decidido reproponer de forma especialmente innovadora. En la actualidad, la empresa consta de seis fincas diferentes: Poggio Casciano, Montemasso, Santedame, Gretole, Greppone Mazzi y La Solatia. Seis fincas diferentes en zonas geográficas igualmente distintas de la Toscana, pero al mismo tiempo seis fincas en las que se sigue con esmero una filosofía estricta y rigurosa, por la que entre las hileras de vides se cuidan las plantas con el máximo respeto al equilibrio del entorno, la naturaleza y el ecosistema. En la bodega encontramos la misma meticulosidad, y la historia y las tradiciones vitivinícolas más antiguas se combinan a la perfección con las tecnologías de vinificación más modernas e innovadoras. El objetivo final sigue siendo uno y sólo uno, obtener la máxima expresión de lo que la estación y la tierra han plasmado en el fruto. Así nacen todas las etiquetas "Ruffino", sinónimo de una realidad capaz de sintetizar lo mejor del vino toscano contemporáneo en una sucesión de vinos blancos y tintos siempre excelentes.