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Podere Le Ripi

Francesco Illy, propietario de la bodega Podere Le Ripi, se enamoró de Montalcino en 1984, cuando, mientras trabajaba como fotógrafo de naturaleza, pasó por esta zona de la Toscana. Fue un amor a primera vista, y Francesco decidió trasladarse inmediatamente a Montalcino, sin pensar en el vino, del que era un gran amante de todos modos, centrándose en construir su propio "hogar".
"La belleza, la distancia de todo lo que llamamos civilización, la ausencia de arquitectura moderna, un horrible estrago del siglo pasado que destruyó paisajes italianos enteros, los aromas que impregnan estas colinas durante todo el año, la vista en lo profundo de las colinas al este de Monticchiello... y Montepulciano, el volcán prehistórico del Monte Amiata al sur, las colinas en forma de anfiteatro que protegen el Ripi al oeste y al norte....Todo esto, tan maravilloso... Pero también tan incontaminado". Esto es lo que golpeó a Francesco desde el principio, casi obligándole a dar un giro a su vida.
Después de unos diez años, un querido amigo le llamó para mostrarle un terreno único, uno de los últimos que quedaban en venta antes de la vertiginosa subida de los precios de los viñedos en esta zona: fue entonces cuando Francesco decidió dar el paso, comenzando a preparar los campos para los viñedos, empezando por el Sangiovese, con una densidad de 5.000 plantas por hectárea. Sin embargo, al cabo de unos años, Francesco se preguntó si una mayor densidad podría proporcionar menos racimos por planta, pero con una mayor calidad. De ahí el destello de genialidad, o de locura, que le llevó, en pocos años, a plantar 62.500 cepas por hectárea, ¡conformando el viñedo más denso del mundo! Una apuesta ganada personalmente por Francesco, que hoy obtiene de esta parcela la famosa Toscana IGT "Bonsai".
En las hileras de vides no se utilizan moléculas no naturales, por lo que cada planta se cultiva a la "antigua usanza", tratando el suelo con principios biodinámicos, consiguiendo así expresar la autenticidad de cada suelo individual, de los diferentes microclimas y de las mezclas concebidas en la bodega. Vinos en los que se reconocen las añadas, que se declinan con ocho etiquetas, donde la parte del león la juega el Brunello di Montalcino, presentado con diferentes etiquetas como "Amore e Follia", "Lupi e Sirene", y "Amore e Magia".