Maso Grener

La historia de Maso Grener comenzó a finales del siglo XX, concretamente en 1999, cuando Cinzia Giacomoni y Fausto Peratoner, marido y mujer que se habían conocido unos treinta años antes mientras asistían a la escuela de enología de San Michele all'Adige, comenzaron a renovar la casa que pronto se convertiría en su nuevo hogar.
Nos encontramos en la provincia de Trento, en las colinas de Avisiane, en Pressano, un pueblo situado a lo largo de la Strada del Vino, cerca de Lavis, una zona vitivinícola histórica de Trentino Alto Adige. En 2006, el Sr. y la Sra. Peratoner iniciaron su negocio de agroturismo, mientras que el punto de inflexión en la producción de vino llegó sólo siete años después, en 2013, con la primera cosecha vinificada y embotellada por ellos mismos.
Los viñedos, que ocupan una superficie total de tres hectáreas y están situados cerca de la explotación en suelos ricos en limos mezclados con dolomita y pórfido, se cultivan de forma "razonada", con el objetivo de producir uvas equilibradas, francas y concentradas. Aunque Maso Grener no es una bodega certificada como ecológica o que siga exclusivamente prácticas biodinámicas, sí que cultiva sus viñedos con pleno respeto al medio ambiente y al ecosistema, adoptando ciertas técnicas agronómicas y enológicas que se enmarcan en estas mismas filosofías de producción. Así pues, en la bodega, en plena continuidad con los métodos utilizados por las antiguas generaciones de viticultores locales, cada etapa de la producción está estrictamente controlada, sin que, al mismo tiempo, la mano del hombre sea demasiado invasiva.
Todo ello da lugar a vinos con aromas y sabores definidos y refinados, capaces de testimoniar fielmente las características del terruño del que proceden y las connotaciones específicas de la estación en la que nacen. Desde el Chardonnay hasta el Sauvignon Blanc, desde el Pinot Noir hasta las mezclas, los vinos etiquetados como "Maso Grener" son fruto de la frescura de los Alpes y de la calidez del Mediterráneo. Vinos expresivos, vitales y envolventes. Vinos que se aprecian en todos los sentidos, hasta la última gota.