Frescobaldi

Ninguna otra bodega italiana puede presumir de la historia, el prestigio y la visión de Marchesi Frescobaldi. Una familia florentina que se dedica desde hace treinta generaciones y 700 años a la producción de grandes vinos, con el objetivo constante de ser el productor toscano más prestigioso. Una empresa que siempre ha creído en el respeto al territorio, apostando por la excelencia de sus uvas, invirtiendo en la comunicación y en la profesionalidad de sus recursos humanos sin olvidar nunca el respeto a la tradición y la apertura a la investigación y la experimentación.
En 1855, fueron los primeros en la Toscana en plantar cabernet sauvignon, merlot, pinot noir y chardonnay en las fincas de Nipozzano y Pomino. En 1894 construyeron en Pomino, una ciudad no muy lejana de Florencia, la primera bodega italiana capaz de aprovechar la gravedad natural para el vertido del vino de las barricas y se distinguieron, en la misma época, por la introducción del "viñedo especializado". En 1989, compraron la finca Castelgiocondo en Montalcino y en 1995 inauguraron Tenuta Luce della Vite en Montalcino, a la que se sumó en 2000 Tenuta Conti Attems en Friuli. Los últimos proyectos brillantes fueron el control de la Tenuta dell'Ornellaia en Bolgheri en 2005, y en 2011 la inauguración de la ultramoderna bodega Ammiraglia en Maremma.
Todos los vinos etiquetados como "Marchesi Frescobaldi" son el resultado de la pasión, la experiencia, la habilidad y el amor por un territorio elegido, la Toscana, que se ha convertido en la cuna ideal para los vinos de la más alta calidad. Con una superficie plantada de viñedos que, en estos momentos, suma casi mil hectáreas, y con una producción anual que ronda los siete millones de botellas, desde el Chianti hasta la zona de Pomino, desde Montalcino hasta la Maremma, el perfecto conocimiento del entorno y la singularidad del terruño permiten garantizar una calidad constante y una marcada personalidad en los vinos, todos ellos -sin excepción- excepcionales. Las etiquetas de Marchesi Frescobaldi son elegantes y armoniosas, equilibradas y envolventes, emocionantes y únicas.