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Fabrizio Dionisio

"Me gusta crear, cada año, auténticas botellas de terruño, embotellar una expresión fiel y sincera de esa añada, un vino que pueda contar, a quien lo quiera beber, la lluvia del otoño, las heladas del invierno, los días calurosos y las noches frescas del verano, los colores, los sonidos y los olores de esa añada concreta, con sus características únicas e irrepetibles. Así es como, en nuestros viñedos, tal y como la naturaleza nos lo confía, nace nuestro Syrah de Cortona": estas son las palabras -citadas textualmente- de Fabrizio Dionisio, propietario de la bodega del mismo nombre, fundada a principios de la década de 2000 y actualmente activa en la producción de vinos de alta calidad.
Sin embargo, el comienzo de todo se remonta a los años 70, cuando Sergio Dionisio, el padre de Fabrizio, compró una pequeña granja de siete hectáreas en la Toscana, en el municipio de Cortona, en la zona de "il Castagno".
Desde el principio, el deseo fue crear una empresa que respondiera a la vocación de la tierra, respetando al máximo el medio ambiente, la naturaleza, el ecosistema y la biodiversidad. En 1992, se añadieron propiedades adicionales a la primera parcela, situada en "Poggio del Sole", de modo que la empresa, con sus 15 hectáreas de viñedos en total, ha adquirido las dimensiones que conocemos hoy.
Entre las hileras de vides, las antiguas plantas de Sangiovese y Trebbiano han sido sustituidas con el tiempo, centrándose en cambio en la variedad Syrah, que ha encontrado en Cortona un hábitat natural ideal, como si estas tierras fueran un segundo Valle del Ródano.
Desde el principio, la bodega de Fabrizio Dionisio se ha comprometido a respetar las normas ecológicas y ha tratado de combinar la tecnología moderna con los procesos mecánicos y las tradiciones locales más antiguas y arraigadas.
Trabajando con sencillez, cuidado y claridad de objetivos, tanto en el viñedo como en la bodega, el resultado son etiquetas nunca estandarizadas, típicas y varietales, con una clara matriz territorial. De "Cuculaia" a "Castagnino", de "Rosa del Castagno" a "Il Castagno", los vinos de Fabrizio Dionisio están hechos con el corazón.
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