Donnafugata

Si observamos el panorama de la producción nacional, no es fácil encontrar otras empresas en Italia que se identifiquen tan profundamente con su territorio, como Donnafugata consigue hacerlo con Sicilia.

Una bodega, la fundada en los años 80 por Giacomo Rallo, que representa el renacimiento de los vinos no sólo en la provincia de Trapani y la zona de Marsala, sino probablemente en todo el sur de Italia, gracias a una visión de su tierra que es a la vez tradicional y contemporánea. Empecemos por el nombre, "Donnafugata", literalmente "mujer que huye", que hace referencia a la historia de la esposa del emperador Fernando IV de Borbón, la reina María Carolina, que a principios del siglo XIX, cuando las tropas de Napoleón llegaron a Nápoles, huyó a Sicilia, encontrando refugio donde ahora se encuentran los viñedos de la bodega.

Viñedos que hoy alcanzan una extensión de 410 hectáreas en producción, conducidos de forma sostenible y extremadamente respetuosa con el medio ambiente. El respeto por el medio ambiente y la naturaleza también se encuentra en la bodega, donde los procesos de trabajo y el uso de la tecnología protegen al máximo la integridad de las uvas, los mostos y los vinos.

Hoy, más de 30 años después de aquel lejano 1983 -año de fundación de la empresa-, Donnafugata abarca todas las grandes zonas de producción de Sicilia: desde los legendarios viñedos de Pantelleria hasta las antiguas bodegas de Marsala, pasando por el Etna y Vittoria, hasta la finca Contessa Entellina, en el corazón de la Sicilia occidental.

Aquí nacen los vinos que cuentan la historia del increíble universo sensorial de Sicilia. Blancos, tintos, rosados, dulces y espumosos: los etiquetados como "Donnafugata" son vinos caracterizados por una calidad impecable, gracias a un proceso de producción, desde el viñedo hasta la bodega, que se sigue escrupulosamente en cada detalle. No es casualidad, pues, que vinos como el Passito di Pantelleria "Ben Ryé", el "Chiarandà" o el "Mille e una notte", pero también el "Anthìlia", el "Lumera" y el "Sedàra", hayan marcado literalmente el gusto de generaciones de amantes del vino. Vinos míticos y atemporales.