Carpineto

Carpineto, fundada en 1967 por iniciativa de Giovanni Carlo Sacchet y Antonio Mario Zaccheo, nació con el objetivo revolucionario, para aquellos tiempos, de producir un Chianti Classico y otros grandes vinos de nivel internacional, utilizando las técnicas más vanguardistas de la época. Por ello, el trabajo de Carpineto ha estado constantemente influenciado por sus profundas raíces en su propia tradición y en su denominación histórica; los viñedos, cultivados según criterios de sostenibilidad, y las bodegas, gestionadas con el máximo respeto a los fenómenos naturales de transformación de la uva, han dado y siguen dando vida a vinos que presumen de un estrecho vínculo con el territorio y que reflejan las peculiaridades de cada viñedo, vinos de gran expresividad, que se mantienen vivos y fragantes durante muchos años. Los productos de Carpineto son el resultado de la utilización de técnicas avanzadas, basadas en la ciencia de la viticultura y la enología, y de una consolidada "cultura del territorio"; cerca del 95% de toda la producción está constituida por vinos tintos, y la mayor parte de ella por vinos que envejecen tres años o más antes de salir al mercado. Carpineto ha crecido a lo largo de los años hasta convertirse en una marca de gran éxito y ahora cuenta con cinco fincas en la Toscana que abarcan unas 500 hectáreas. Icono de la escena vitivinícola, Carpineto es una de las pocas fincas que cuenta con una producción que abarca todas las denominaciones más importantes: Chianti Classico, Brunello di Montalcino, Vino Nobile di Montepulciano y Maremma. Los vinos de la empresa, intensos y extraídos, fiables y, sobre todo, de calidad constante en el tiempo, tienen un éxito continuo de público y crítica, como demuestran los numerosos premios y reconocimientos. Actualmente, las exportaciones han llegado hasta 70 países diferentes; de hecho, además de Italia, los principales mercados a los que llegan son Canadá, Alemania, Suiza, Estados Unidos, Australia y Reino Unido.